Ha muerto Pina Bausch

“Ese aire aristocrático…misterioso y familiar…una religiosa que come un helado, una santa en patines, una reina en exilio, una fundadora de una orden religiosa, un juez de un tribunal metafísico que de pronto te guiña un ojo”.
Federico Fellini en “Pina Bausch vous appelle” de Leonetta Bentivoglio y Francesco Carbone.

Hoy ha muerto Pina Bausch, una de las coreografas más influyentes del siglo XX, una creadora a la antigua, una artista total que desparramó la danza moderna, el teatro experimental, la performance y las artes plásticas, que te hacía reir y llorar y ruborizarte y perder la noción del tiempo, que mezclaba ópera con solos de voz desafinada y chistes malos, que vestía a los hombres con vestidos de flores y a las mujeres también y los ponía a todos a repetir los mismos gestos hasta que entendías que la seducción no son más que convenciones y que hay muchas formas de estar en el cuerpo de uno, de ser mujer o de ser hombre, muchas maneras de mirar la misma cosa y de ocupar el espacio que te separa de los demás.

Pina Bausch ha sido la coreógrafa filósofa que escribía ensayos con los cuerpos de sus bailarines y elegía a los mejores para ponerlos a pasear mirando al suelo entre flores de plástico o a dar brincos torpes como si fueran niños idiotas. Ha recibido críticas malísimas, insultos, amenazas porque nunca dejaba a nadie indiferente. Con ella o estás a favor -y entonces eres incondicional, como Fellini y Almodovar- o estás en contra – y entonces lo tienes fatal porque sus piezas no te las sacas facilmente de la cabeza.

Yo conocí su obra en Paris, cuando no tenía ni mucho dinero ni muchos amigos pero trabajaba en una oficina en la que todas la semanas nos llegaban invitaciones que nadie usaba. Teatro clásico que veía en las logias de arriba con el cuello torcido; teatro independiente y vanidoso que echaban en salas de la Banlieu, obras de 4 y 5 horas de duración o que te dejaban fuera bajo la lluvia como parte de la experiencia; danza contemporánea que era lo más difícil de entender, con toda esa gente pegándose golpes contra el suelo; conciertos de música rara en los que se oía el ruido de las tripas del que estaba en la fila número 10 y de música barroca con señoras muy elegantes y sus maridos que se dormían siempre; y mil exposiciones, buenas o malas, me daba igual. Todo eso, más los empachos de lectura que me pegaba en casa -por lo mismo: porque no tenía un duro y sólo un par de números de teléfono en el móvil- fue el camino de pulgarcito de mi formación artística DIY, compulsiva y un poco desesperada porque tenía tantas ganas de hacer muchas cosas y no sabía por dónde empezar.

Pina Bausch es parte de esa parte de mi vida, que hoy me ha regresado del fondo de la memoria pero que también se me ha ido un poco más lejos. La recuerdo saliendo a recoger el ramo de flores al final de la función en el Théatre de la Ville de Paris, tan delgada que parecía un fantasma. Y pienso que qué injusto que no pueda salir a la calle y decirselo a todo el mundo: “ha muerto Pina Bausch”, porque ya sé que casi nadie la conoce y a ella no le van a hacer grandes funerales, ni documentales en prime time ni reportajes especiales. Qué suerte que al menos tengo el blog y alguien que también la llore podrá encontrar este post y nos sentiremos menos solos.

Este video es un extracto de su pieza “Nelken” de 1982. La música es “The Man I Love” con voz de Sophie Tucker.

El triste ocaso de la prensa seria

Una parte de mi infancia la pasé en un periódico de los de antes, donde trabajaba mi madre. Un sitio con una redacción llena de gente, en la que los periodistas fumaban puros, donde siempre todo el mundo tenía prisa y se gritaban para hacerse oir sobre el ruido infernal de los teletipos. Hoy, a pesar de mis cabreos con los medios y mi idilio con el blogging, todavía consumo mucha prensa, en papel y en pantalla, escucho radio, compro revistas y, aunque no veo la tele, intento enterarme de lo más interesante -aunque sea lo más casposo- en el youtube. Una de las profesiones que más respeto es la de periodista de verdad. Por todo ello, sigo con mucho interés el debate abierto en los propios medios sobre el jaque que les ha metido la explosión digital.

El mejor argumento que plantean los medios tradicionales para su supervivencia es el de la profesionalidad, a saber: los bloggers y los curiosos amateurs facilitan información de campo, son frescos, rápidos y deslenguados. Pero los periodistas serios, los que merecen ser leidos y pagados por lo que hacen, son aquellos que aportan un valor añadido. Es decir, que además de información, manejan y distribuyen conocimento. Que poseen una cultura lo suficientemente amplia como para poder interpretar los hechos y relacionarlos. Que, a la marea digital de datos sin sentido, añaden eso tan preciado que se llama criterio.

¿Por qué digo esto? Porque llevo una semana intentando comprender lo que ocurre en Iran y al final he tenido que meterme en la wikipedia para buscar rastros del nombre que es la clave de todo: Alí Akbar Hachemí Rafsanyani. No es que no lo digan. Hoy mismo El Pais dedica el primer reportaje de su suplemento interior a explicar quién es este tío y qué relación tiene con la candidatura de Musaví y las revueltas populares. Decir, lo dicen. Pero todo el montaje editorial parece querer esconderlo para no quitar protagonismo a la explicación más rompe-pistas que es la del pueblo iraní progresista pidiendo libertad a través de las redes sociales. Ese es el tema del artículo de opinión de hoy (de Timothy Garton Ash que sólo cita a Rafsanyani de pasada: "Todo esto no quiere decir que debamos sobre los motivos de conspiradores clericales como Hashemi Rafsanyani, cuyas maniobras ocultas forman parte importante de esta historia") y el de ayer (de Shirin Ebadi, Premio Nobel de al Paz, o sea, titiritera de la alianza atlántica, que ni lo nombra). Ni en los titulares ni en los destacados aparece el nombre de Rafsanyani. El resultado es que si te limitas a ojear la prensa te quedas con la idea de que Musaví es un buen hombre -cuando en realidad es sólo un conservador al servicio de el otro poder fáctico de la república de Irán, tan religioso como el de Ahmadineyad- y que lo que pasa es simplemente que la población, harta de tanto Corán, ha salido a la calle a protestar por sus derechos. Cuando la realidad es mucho más compleja.


An iranian film magazine from the 1970's de la Wikipedia Commons. Con pestañas postizas y pechuga.

Volviendo a la crisis de la prensa, la cobertura de las revueltas en Iran demuestra dos cosas. Primero, que los supuestos profesionales tienen bastante poca idea de lo que pasa. Mientras se informan, intentan ganar tiempo hablando de Twitter y publicando fotos de chicas guapas con velo y pancartas. Echan mano de pasajes de Persépolis (lo juro que lo he oido esta mañana en la SER) y a Enrique Dans diciendo que "Twitter es incontrolable". En el mejor de los casos, te cuentan que Irán antes era Persia, que es un país islámico pero atípico, que tienen un programa nuclear y bastante experiencia en interferencias poscoloniales. Vamos, lo que sabe cualquier persona medianamente interesada en el mundo en el que vive. Pero si buscas un buen artículo sobre la trama política, los lobbies internos, los intereses extranjeros o la cultura chií, te puedes quedar esperando toda la vida (bueno, aquí hay uno, con esquema y todo). [Aunque seguramente la razón no es que no sepan, sino que no quieren que sepamos porque es mucho mejor para nuestros intereses no comprender nada del mundo islámico, así los podemos invadir y monitorizar todo lo que nos dé la gana, porque total son unos bárbaros - pero bueno, estos son mis ideas de mente conspiratoria].

Segundo, que los medios tradicionales no quieren ponerse demasiado serios porque de lo que se trata es de vender periódicos y lo que vende es el entretenimiento. Historias fáciles y comprensibles, sin demasiada profundidad, que con cuatro ideas sueltas ya puedes vacilar y sentirte un ciudadano de la era conectada. El problema es que el terreno de la información superficial y chapucera se suponía que era el de los bloggers, no el de los medios serios. Hay un clásico de la economía que es la teoría de la ventaja comparativa de David Ricardo y que consiste en especializarte en lo que mejor sabes hacer y dejar que los demás hagan lo que mejor saben hacer ellos. El ejemplo típico es que Inglaterra no tiene que intentar producir vino porque le sale muy malo; es mejor que se dediquen a los telares -esto era antes de que existieran los chinos- y que compren el vino a Portugal. Y Portugal lo mismo: sólo hay que producir vino para exportar y comprar el algodón a Inglaterra. Lo que significa es que es un error táctico querer jugar a un juego que es la especialidad de tu adversario. Es mejor centrarte en lo que se te da bien y hacerlo lo mejor que puedas.

En realidad lo único que quiero es tener una buena razón para seguir comprando periódicos y no acabar pensando, como me ha pasado hoy, que el final del periodismo profesional no será porque los blogs copian a la prensa escrita, sino porque la prensa escrita se ha convertido en una mala copia de los blogs. Porque si después de zamparme dos periódicos enteros tengo que acabar en la wikipedia, la conclusión es desoladoramente clara: Internet 1 - Prensa 0.

** ACTUALIZACIÓN vía comentarios en el blog y en el Facebook**

Cuando informar no es fácil
desde Así son las cosas, blog del periodista Sergio Rodríguez:

Durante todo el fin de semana he tenido que informar, desde Madrid, de la situación en Irán. Con tres fuentes fundamentales: 1. Las agencias de noticias y medios estatales. 2. Los comentarios, fotos y vídeos que se publican en Internet. 3. La información de los medios occidentales que aún pueden trabajar allí, si bien con muchas restricciones. 4. Una colaboradora sobre el terreno. Seguir leyendo

The Times y las ganas de vomitar desde Perogrullo, el blog de Pepe Cervera, también periodista:
Uno de los más antiguos y respetados representantes de la prensa tradicional acaba de sufrir un lapsus freudiano; uno de esos deslices inconscientes que según ciertas interpretaciones sicoanalíticas revelan las verdaderas profundidades del pensamiento. El egregio y venerable diario británico The Times ha publicado el nombre de un blogger después de ganar un juicio donde el susodicho intentaba mantener su identidad en el anonimato. Repitámoslo con otra terminología: el diario The Times ha llevado a juicio y ganado el derecho a publicar la identidad de una fuente que sabía con certeza iba a ser represaliada, y acto seguido lo ha hecho. Con todas las de la ley, sin duda, puesto que el tribunal que juzgó el caso determinó que no se cometía ilegalidad ninguna. Pero dejando un amargo poso de vómito en la garganta de cualquiera que piense un poco. Porque lo que es legal puede no ser moral. Y lo que ha hecho The Times es de una inmoralidad, de una bajeza y de un nivel de repugnancia tal que una profesión que considera ilustre a este periódico deja de dar pena. Si ésto es lo que se entiende por prensa, bien está que desaparezca, y cuanto más rápido, mejor. Porque da asco. Seguir leyendo.

Primera etapa de Soft Power. Super/ada


Natxo Rodriguez, Pierre Bongiovanni eta ni (Foto: Ana Valdeolivas)

Ya pasada la típica depresión post-parto podemos decir que el monstruo nos ha salido bonito. Hemos cerrado la primera etapa de la aventura Soft Power con ojeras pero una sonrisa amplia y sincera. El público ha acogido muy bien la propuesta, la prensa también (aquí una selección de artículos aparecidos en los periódicos locales) y tanto Pierre como yo nos hemos ido de Vitoria flipando con el Proyecto Amarika (muchisimas gracias a Natxo, a Ana, a Cris y a todos los demás). De verdad que no es por pelotear - a estas alturas - pero lo de Amarika es una experiencia de gestión cultural que entusiasma, que merece ser contada y lo haré otro día, con mejor letra.

En la web de Soft Power también hay algunas fotos (para ver todas las fotos en flickr por favor, pincha aqui) y espero subir videos en los próximos días. Sigo actualizando desde Bilbao, en los HQ provisionales que me ha cedido Amaste dentro del work-in-progress "Una Mesa y Un Cable de Red y Soy Tuya Para el Resto De La Vida". A cambio sólo me obligan a escuchar rock radical vasco, los angelitos.


Lo copio entero aunque sea viejo porque no lo es. Porque es tan bonito y tan certero. Y porque yo fui de aquellas niñas.

La generación de la bruja Avería
Santiago Alba Rico, Público, 2007


Me parece coherente que el PSOE y el PP se disputen la bandera española y la defensa de la monarquía y que se entreguen al potlach electoralista de rivalizar sobre quién de los dos debilita más la democracia en favor de la unidad de España. Pero por eso mismo me extraña verme en la tesitura de tener que disputar a un miembro relevante de la ejecutiva del PSOE el patrimonio político y moral del mítico programa de TVE La Bola de Cristal, del que fui guionista entre 1984 y 1988. El disgusto que me ha producido la lectura del artículo de Leire Pajín Iraola (Publico, 30 de octubre), sólo puede compararse al que ella sentiría si, despabilada la memoria, fuese capaz de recordar el legado del que con tanta ligereza se reclama heredera: por debajo de la música de Alaska y Radio Futura, escucharía cosas que le pondrían los ‘baudios’ de punta y le harían ‘rebobinarse’ de terror, por evocar precisamente el lenguaje de los Electroduendes. Aunque tanto la directora del programa (Lolo Rico) como sus otros guionistas (Carlo Frabetti, Carlos Fernández Liria e Isabel Alba) comparten sin duda mi desazón por el malentendido de Leire Pajín, me ceñiré a la voz de la bruja Avería y sus compinches eléctricos, porque es la mía y porque está recogida y puede ser consultada en dos volúmenes de título muy significativo, ¡Viva el mal! ¡Viva el capital! y ¡Viva la CIA! ¡Viva la economía!, a los que la dirigente socialista puede acudir para comprobar que no me inspiraba precisamente en el programa de su partido.

En La Bola de Cristal –recordaré a Leire Pajín– se hacían campañas a favor de la lectura y de la amistad, pero por eso mismo también contra los bancos, cuya potencia destructiva se encarnaba en la famosa Caja de Ahogos y Tensiones: “Antes se nos llamaba usureros y ahora banqueros, pero seguimos quedándonos con su dinero”. La Bola de Cristal invitaba a la solidaridad y a la rebeldía, pero por eso mismo enderezaba su humor brechtiano contra la alienación laboral y la codicia empresarial, representada esta última en un personaje de la serie, Amperio Felón, cuya ‘electrocutante’ biografía ilustraba de manera pedagógica y divertida el proceso de “acumulación originaria” descrito por Marx en El Capital (“la empresa que da plusvalor no es facha ni roja ni tiene color”, cantaba en algún momento un coro de proletarios enajenados). La Bola de Cristal clamaba por un mundo nuevo tras 40 años de franquismo, pero por eso mismo no dejó nunca de satirizar las políticas del PSOE. La jocunda bruja Avería, cruce fantástico de Santiago Carrillo y José María Cuevas, fundió y gripó con su rayo a toda clase de inocentes bajo las figuras más variadas (militar, mafiosa, funcionaria, reina, incluso Dios), pero fue la mayor parte del tiempo la presidenta de la República Electrovoltaica de Tetrodia, de cuyo Gobierno formaban parte Narciso Radar, ministro de Misiles y Humanismo, e Invatios Barriobaudios, ministro de Expiación y Vergüenza Ajena. Todos recordarán el seudónimo que usaban Radar y Barriobaudios cuando formaban parte de la realidad y del Gobierno de Felipe González.

Puede decirse quizás que La Bola de Cristal era incompatible con la componenda, el equilibrismo, el eufemismo, la corrección política y la ambigüedad, pero por eso mismo nadie podrá decir que era compatible con el PSOE. Puede incluso decirse que era un panfleto y que adoctrinaba en el odio de clases, pero por eso mismo nadie podrá decir que era el camino más rápido y seguro hacia las Juventudes Socialistas. Casi todo en el mitificado y olvidado programa de TV estaba orientado a denunciar a ese PSOE que había recibido y malversado el mayor capital político de izquierdas de la posguerra europea; el PSOE monárquico que seguía acariciando a la Iglesia; el PSOE de la OTAN que mantuvo las bases estadounidenses; el PSOE de la reconversión industrial y la reforma laboral; el PSOE que estableció relaciones con Israel y traicionó al pueblo saharaui; el PSOE de la escuela concertada y la desmovilización juvenil; el PSOE de las privatizaciones y la corrupción; el PSOE que destruyó la televisión pública; el PSOE de la Ley de Extranjería y la rendición sindical; el PSOE que dejó expedito el camino a la derecha más radical, ultramontana y reaccionaria desde la guerra civil. El PSOE, en fin, que promovió y aplaudió la guerra sucia y el terrorismo de Estado. Dos de los guionistas de La Bola de Cristal, recordaré también, nos sumamos en mayo de 1988, junto a otros 102 ciudadanos decentes, a la acción popular contra el GAL que permitió procesar y condenar a José Barrionuevo y Rafael Vera, altísimos funcionarios del Gobierno de Felipe González, el cual –se entenderá– tiene tanto que ver con La Bola de Cristal como la casa Coca-Cola con el precepto evangélico de dar de beber al sediento.

Se dirá que sólo bajo el Gobierno del PSOE fue posible hacer un programa así, pero digo también que sólo bajo el Gobierno del PSOE se suspendió su emisión. No por casualidad fue en 1988, el mismo año de la Ley de Televisión Privada. El hecho de que se haya idealizado un espacio televisivo imaginativo y valiente, pero en cualquier caso bastante chapucero, demuestra básicamente que lo que vino después fue mucho peor. El que debía ser el primer programa de una nueva estirpe se convirtió en su último descendiente y esto también es responsabilidad del PSOE, que obró el milagro de llevarnos aceleradamente a los españoles, sin etapas intermedias, de un Renacimiento malogrado a una Edad Media de colores. Pero hay, sí, una generación de La Bola de Cristal como hay una generación del GAL y una generación de las Azores. Sus miembros están tan lejos del PP como del PSOE y me siento muy orgulloso de reconocer en su voz la de esos mismos Electroduendes que me hablaron a mí tantos años antes: son locos solidarios con Palestina y Venezuela, chiflados activistas antiglobalización, extremistas militantes ecologistas, zarrapastrosos okupas, agresivos pacifistas, infantiles anti-imperialistas, lunáticos marxistas. Sinceramente, no creo que Leire Pajín, gran defensora de la ‘modernidad’ de España, se sintiera cómoda en su compañía.

gracias Javi.

Dinero es dinero es dinero



A veces pienso en los marcianos. Si de verdad están ahi arriba mirándonos, como nos gusta imaginar, tienen que alucinar mucho con las cosas que hacemos. Por ejemplo, bailar, que parece la cosa más natural del mundo pero si te paras a pensarlo, es completamente absurdo. Oir un ritmo y ponerte a agitar los brazos y las piernas, mover la cabeza hacia adelante y hacia atrás, aprovechar el movimiento para acercarte a la persona que te gusta en plan ceremonia de aparamiento... Si le quitas la música y los siglos de cultura ritual es completamente ridículo. Un marciano o cualquiera que no tenga interiorizados los códigos humanoides tiene que flipar.

Con el dinero pasa parecido. Qué pensarán de nosotros las otras formas de vida, que se supone que somos los más inteligentes de este lado del sistema solar y nos hacemos la vida imposible unos a otros por culpa de pedazos de papel. O de dígitos en una pantalla que se suponen convertibles en pedazos de papel - y que en realidad ni siquiera lo son porque si todos fuéramos a sacar el dinero que tenemos en el banco el sistema financiero se colapsaría. Si yo fuera marciana no entendería cómo una cosa que no existe puede llegar a tener tanta importancia.

En la primera parte de ese documental panfletario llamado "Zeitgeist" explican muy bien las reglas del juego más popular de la historia del mundo: el juego financiero (realmente es lo único bueno de la peli, la segunda parte con el tipo de la CIA descubriéndonos América es como para pasar al otro lado de la pantalla y ostiarlo hostiarlo*; y el final apoteósico con el barbudo new age haciendo de mesias de la era neocon es en, sín mismo, un nuevo género del marketing para sectas).

Bueno, pero el principio es bastante genial. Explica muy bien que el dinero como tal no existe. Es sólo una convención que se basa en la confianza. Como la religión, es una cuestión de fé. Lo que sí existe es el crédito -que tiene la misma raiz etimológica que la confianza y no es casualidad. El pedazo de papel, la moneda de metal, el importe electrónico son derechos de crédito. Su utilidad depende de la confianza que depositamos en ellos. O sea, que efectivamente son lo que dicen ser y que al final de la cadena de intercambio se convertirán en nuestros deseos. Yo pasé cinco años estudiando economía y nunca jamás ningún profesor nos explicó una verdad tan sencilla, la cosa es para mosquearse.

El sábado acabó el festival Drucker en Berlin, un encuentro de serigrafía e impresión que este año estaba dedicado - adivina adivinanza- a la crisis. El de arriba es uno de los documentos fiduciarios producidos en los talleres (aquí hay más). Yo desde luego no pagaría un duro por ninguno de ellos pero... es cuestión de fé. Y de gusto porque como papel de pared son mil veces más elegantes que los euros.

* Mensaje de mi querida madre que es única: "Hay algo que quería decirte hace tiempo. (yo, glups) Cuando escribes en el blog, siempre pones la palabra hostia sin hache. Seguramente te pasa porque escribes en varios idiomas. Así que ya sabes, es con hache." :-D

Soft Power. Arte y tecnologías en la era del biopoder

Pues ya está. Habemus flier, habemus web, habemus evento en el Facebook y todavía no habemus mailing porque tengo un sarao en mi lista de contactos que pa qué. Llevamos unos días muy intensos de intercambios de mails: con Natxo Rodriguez y Ana Valdeolivas de Proyecto Amarika que se ocupan de coordinar y de contestar a mi avalancha de e-mails; con Cristina que se encarga de la producción y tiene que encontrar las materias primas y los aceites esenciales que ha pedido el artista, Pierre Bongiovanni; con Iñaki de Creatta que ha entendido perfectamente el concepto gráfico y eso que no era nada fácil; con Raquel Meyers que lleva dos días instalada en mi casa picando html como una zombi y se ha currado una web super guapa (aunque yo en mi computadora veo las imágenes hechas un asco - alguien puede explicar esto? es un ubuntu 8.04 hardy heron con el firefox 3.0.10 y la resolución de pantalla está bien).
Es también una alegría haber empezado a recibir mensajes super estimulantes desde ya. Para los que no podais estar en Vitoria colgaremos fotos en la web y yo intentaré blogear pero no sé... ;-) Igual estoy muy ocupada colandome entre el público para que Pierre me dé un masaje.



Soft Power es un programa de actividades sobre la interseccion entre arte, tecnología y biopolítica que tendrá lugar en Vitoria-Gasteiz en otoño de 2009. Comisariado por Maria Ptqk para Proyecto Amarika.

Actividades de apertura:

Performance “Food action. 1000 calorías: 1€”
por Pierre Bongiovanni
Miércoles 10 de junio, 13h00
Sala Amárica

Sesión de masajes ayurvédicos

por Pierre Bongiovanni
Miércoles 10 de junio de 19h00 a 22h00
Jueves 11 de junio de 10h a 14h00
Sala Amárica

Conferencia “Presente de la ciencia, futuro del arte”
por Pierre Bongiovanni
Jueves 11 de junio, 19h00
Archivo del Territorio Histórico de Alava

Toda la información en: http://www.amarika.org/softpower
No podía más, estaba arañando la mesa. Pero ya lo puedo contar. Los próximos 10 y 11 de junio estaré en Vitoria presentando el proyecto curatorial en el que llevo trabajando los últimos meses, invitada por el Proyecto Amarika. Se celebrará en otoño y se llama “Soft Power. Arte y tecnologías en la era del biopoder”*. El grueso de la programación todavía está en la cocina pero huele muy, muy bien. Lo que hacemos ahora es sólo el principio: la presentación a prensa, más una conferencia y dos performances del artista multipistas Pierre Bongiovanni.


Esta no es la imagen de "Soft Power" pero no importa. Es de science-photo.com. Mis fotos favoritas de células son las de http://www.denniskunkel.com.

¿Una exposición sobre bioqué? Para situar: biotecnología es todo lo que tienes delante cuando abres la nevera o el cajón de las medicinas. El pollo que no sabe a pollo, las verduras que no saben a verduras pero tienen un color estupendo, la leche que se te olvida fuera de la nevera y no se pone mala ni pa dios, hasta el agua (la del grifo o la de la botella), todos los productos alimenticios ahora son de mentira. Contienen hormonas, transgénicos y sustancias químicas (y no, no hay nadie controlando sus efectos sobre la salud; pero eso sí: el tabaco mata). Y no sólo es la comida. La crema que te echas por la noche para que no te salgan arrugas, la pastilla que te tomas para no quedarte embarazada o la que se toma él para que se le ponga dura. La coca, los anxiolíticos, los anti-depresivos para que no estemos tristes. Los tampones, el desodorante, la depilación láser y unisex para que no se note que venimos de los monos. No nos hemos dado cuenta pero ya somos biotech.

La biotecnología ha entrado en el dominio de la vida cotidiana y se manifiesta en una poderosa cultura del diseño del yo que nos hace creer en un destino programable por la mano invisible de la ciencia, que nos vende promesas de excelencia (belleza, juventud, alto rendimiento en la cama y en el trabajo o bebés de ojos azules fabricados en un laboratorio) y nos deja acariciar el viejo sueño de una humanidad de alta definición. La fantasía del cyborg no es nueva. Desde Icaro hasta el monstruo del doctor Frankenstein o Robocop, los humanos siempre hemos deseado controlar el entorno y controlarnos a nosotros mismos, diseñarnos un futuro de perfección al amparo del tiempo, del sufrimiento o de la enfermedad.

Pero hablar de biotech es hablar de política. O más concretamente, de biopolítica, eso que el filósofo y homosexual francés Michel Foucault definió como “el gobierno de la población mediante el control de las cuerpos y de todos los aspectos de la vida”, sobre todo los que están más relacionados con la esfera de la subjetividad. Hablar de biotech es también hablar de geoestrategia y de economía, de leyes de propiedad intelectual y de la industria militar. Es hablar de la bioindustria, uno de los sectores comerciales más lucrativos de la actualidad que comprende el complejo agroalimenticio, el médico y el farmacéutico. Jacqueline Stevens escribe en “Tactical Biopolitcs”:
En agosto de 1945, dos bombas desarrolladas por el Manhattan Project fueron arrojadas en sendas ciudades japonesas. Inmediatamente, los militares estadounidenses enviaron equipos científicos para medir el impacto de las radiaciones mediante la recogida de datos epistemológicos sobre la salud de los supervivientes (...). En 1984 el departamento de energía de los Estados Unidos anunció que empezaría a investigar la representación del ADN para trazar con mayor claridad los efectos de las mutaciones genéticas provocadas por las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Es así como del Manhattan Project surgió el Human Genome Project que en 2003 completó la decodificación del genoma humano. A finales de la década de los 80 y principios de los 90, las compañías farmacéuticas empezaron a vender el potencial de la recombinación del ADN a inversores de capital riesgo y en 1997 el Instituto Nacional para la Lucha contra el Cancer anunció que a partir de ese momento la mayor parte de su financiación se dedicaría a la investigación genética. Es entonces cuando explota la iconografía genética y la propaganda incesante que reduce a los seres humanos a una materia inerte, tan estúpida y controlable como las proteinas del arroz.
Como todo lo que se hace con el corazón, “Soft Power” es el resultado de mis obsesiones. Bebe sin disimulo de las fuentes de los medios tácticos, del ciberfeminismo, de la filosofía política y de la estrategia militar. Y hay dos personas que me han inspirado por encima de todo. Una es Faith Wilding, otra es Beatriz Preciado. A las dos, muchas gracias por escribir y por ser tan reales. En breve, la comisaria bloguera de regreso con más.

* La web está en proceso pero pongo el link igual. Esto es la dos punto cero, no? Que se noten las costuras.