La sociología es un deporte de combate



Iluminador y super divertido. El documental “La sociología es un deporte de combate” con y sobre el sociólogo francés Pierre Bourdieu, que tenía pendiente de ver desde hace años, es una pequeña joya. Tanto si conoces su obra como si no. Muestra el backstage del intelectual comprometido que se mueve como pez en el agua en los terrenos pantanosos en los que otros se ahogan. Hábil y astuto, sorprendentemente empático, Bourdieu se enfrenta a sus propias contradicciones de académico supermediatizado, referente de la inteligentsia francesa de la segunda mitad del siglo XX, y sale airoso y hasta reforzado.

En su caso, esas contradicciones han estado presentes a lo largo de toda su carrera sobre todo a raiz de su experiencia en la Argelia francesa, antes y después de la guerra de independencia (el episodio más traumatico de la historia reciente de Francia junto con el gobierno de Vichy). Allí comienza su colaboración con el sociólogo argelino Abdelmalek Sayad y el estudio de las formas familiares en la sociedad tradicional de la Kabylie que inspirará “La dominación masculina”, una obra incómoda y muy valiente sobre los mecanismos inconscientes del sexismo. Vamos, que es -era, murió en 2002- un tipo que no temía meterse en líos.

La cámara le sigue en conferencias, entrevistas, viajes, visitas a su editora y tiempos muertos en su despacho del reputadísimo Collège de France (qué emoción verlo por dentro y qué cutre, como todos los establecimientos públicos en Francia). En una entrevista en una radio de banlieu se lanza a explicar las bases de su pensamiento entre cortes de rap y bajo la mirada inquisidora del locutor, un joven beur (francés de origen árabe, en argot):
Las desigualdades sociales se perpetúan por la transmisión no sólo del capital económico sino también del capital cultural. Y el capital cultural empieza por el dominio del lenguaje.
Uno de los momentos álgidos es una conferencia en un barrio de las afueras de Paris, ante un auditorio electrificado que lo pone contra las cuerdas.
Yo he estudiado las condiciones de vida del Maghreb antes de que nacierais muchos de los que estais aquí. Conozco vuestra realidad mejor que vosotros mismos. Teneis razón en todas vuestras críticas pero deberíais leer a Abdelmalek Sayad. Si lo rechazais con el pretexto de que es un intelectual es que sois una banda de idiotas.
En la presentación de “La dominación masculina” en Barcelona se deja entrevistar por algunas feministas que lo acusan de machismo:
La dominación simbólica funciona porque el dominado no es consciente de que lo es y se hace cómplice del dominador. A este le toca el mejor papel, el del protagonismo y la visibilidad, pero también es víctima de su condición. En el libro he incluido un capítulo inspirado en la obra de Virginia Wolf que habla de esto: del sufrimiento del dominado”.
Interrogrado por las características femeninas, dice que una de ellas es
la docilidad, que no es una condición natural sino fruto de los mecanismos de dominación, pero en la raiz latina significa: el que aprende.
En mitad de una de las grabaciones un mensajero le trae una carta de Godard con fotos de la película que está rodando en esos momentos, Histoire(s) du Cinéma. Bourdieu la lee en voz alta:
Como todo lo que hace, es muy misterioso. Se nota que tiene talento, que tiene algo que decir, un montón de poesía. Pero no entiendo nada.
Y dejo de destriparos el documental. En Google Video está en francés y ACTUALIZANDO: en este link que me pasa el majo de Ruben Zemos con subtítulos en castellano.

Un siglo de futurismo, tecnodeterminismo y barbarie



Cuando se cumplen 100 años desde que Marinetti y sus amigos publicaran el Manifiesto Futurista en Le Figaro (hoy, diario de la derecha neoliberal francesa), Franco Berardi Bifo nos ayuda a (no)celebrarlo con este muy particular Manifiesto Post-Futurista:
El Manifiesto del Futurismo inauguró un siglo que creía en el futuro, iniciando un proceso en el que el organismo colectivo se haria maquínico. Este devenir-máquina ha alcanzado su final con la concatenación de la web global y está ahora siendo derrocado por el colapso del sistema finaciero fundado en la futurización de la economía, la deuda y la promesa económica. Esta promesa ha acabado. La era del post-futurismo ha comenzado.
El siglo XIX no acabó en el 1900 sino al final de la 1ª guerra mundial en 1918. La crisis del 29 tampoco acabó con el New Deal sino con la 2ª guerra mundial. Hace falta estar muy sordo para no oir a los caballos relinchar en el establo. Ahora vienen con GPS, están genéticamente modificados y han estudiado en el MIT. No es erótica del apocalismo, es sentido común.

Manifiesto
Post-Futurista completo aquí.
La imagen entrañable es de Chow Martin.
Qué buenísimo artículo de Angela Molina, firma habitual de la sección de arte del Babelia. El pretexto es la exposición de Takashi Murakami en el Guggenheim bilbaíno. El argumento, "la narrativa de la humillación nacional basada en una política de infantilización" y su impacto en la cultura y el arte japoneses. Una aproximación sociológica e histórica a un fenómeno que a menudo nos llega cargado de fetichismo superficial y fascinación etnocéntrica. Un ejemplo también de cómo la crítica de arte puede ser un oficio bien noble. Copio algunos fragmentos.


Takashi Murakami, "The Castle of Tin Tin" 1998
Verano de 1945, la estación donde termina la historia y comienza el infierno. Sobre las monótonas ruinas de un Estado-nación convertida en guiñol del Gobierno americano nacerá la feliz arcadia de un pueblo derrotado incapaz de distinguir entre el bien y el mal. A partir de aquel escenario posatómico, una generación de creadores vinculados a las formas de vida otaku (literalmente, "en casa") idearon la estética manga. Extremadamente sentimentales, eran el fiel trasunto japonés de los hippies americanos. La Exposición Internacional de Osaka de 1970 titulada Progreso y armonía de la humanidad simbolizó su primera ilusión contra el trauma, la que les permitió soñar en un futuro libre de fronteras donde la tecnología y la conquista del espacio hacían posible creer en un mundo mejor. Pero el futuro nunca llegó. (...)
La alegorización de Japón fue tan insatisfactoria que, durante décadas, toda una generación creció encerrada en su habitación. Obsesionados con almacenar información, aquellos jóvenes sentían que la paz había sido transformada por un único sentido del tiempo frente a la televisión. (...)
La nutricia América les enseñó que la verdadera razón de la vida era el sinsentido, y les adiestró para vivir en él. Sus férreas jerarquías se desmantelaron. Los japoneses fueron forzados a entrar en un sistema que ya no producía "adultos", sino seres irresponsables. Little Boy era el nombre-código de la bomba que había caído sobre Hiroshima en la húmeda estación donde la historia termina y comienza el infierno. Surge así toda una narrativa de la humillación nacional basada en una política de infantilización. De esta forma, desarrollaron una dependencia de los americanos que comenzó con la ocupación y continúa hasta hoy, de lo que resulta la negación del ser adulto y la nación. En otras palabras: el pueblo japonés había renunciado a crecer. Impactados por una fijación preadolescente con la estética de la fantasía, el país emerge hoy como el último little boy.
Seguir leyendo "El sublime posnuclear".
Más imágenes aqui.
Al hilo del post del otro día sobre la lista de 100 artistas españoles, cuando me sorprendía tanto coincidir con los gustos del jurado, hoy desayuno con otra buena noticia. De esas que me hacen reconciliarme con el arte y me dan un pretexto estupendo para no paracer siempre una cascarrabias. ¡El proyecto ganador de la sección de arte digital de ARCO es muy bueno! Con vosotros, EKMRZ-Trilogy del colectivo Ubermorgen.

EKMRZ-Trilogy son tres proyectos, cada uno sobre un gigante de la economía online que es posiblemente el aspecto más conflictivo y menos estudiado (desde el arte y desde cualquier otro ángulo) de la cultura digital contemporánea.



GWEI - Google Will Eat Itself (2005-08) genera dinero a partir de los propios anuncios de Google situados en páginas web ocultas. Los ingresos generados se utilizan para comprar participaciones en la empresa número 1 de la red. Un modelo "auto-canibal" de deconstrucción de la economía digital que me recuerda poderosamente a ese meme que ya hemos visto circular: Si Google lo hacemos los usuarios, nacionalicemos Google!


En Amazon Noir - The Big Book Crime (2006-07) los Bad Guys (Cirio, Lizvlx, Ludovico, Bernhard) se han apropiado de 3000 libros protegidos con copyright y que se venden en Amazon gracias a un robot de "perversión tecnológica". El programa en cuestión lo han acabado vendiendo al propio Amazon por una suma que se niegan a declarar.



The Sound of eBay (2008-09) genera sonido a partir de los datos de los usuarios del portal de subastas. Introduces tu usuario, tu email y recibes una notificación cuando tu canción está lista para descargar. Las piezas sonoras, presentadas en "estilo porno telexto" circulan por la red visualizadas como un paisaje audiovisual.

Net Art is dead. Larga vida al Next Art.

El órgano más misterioso del ser humano (excepto para algunos gurús de Internet)

Parece mentira que ya van para 5 años de blogera y aún no me tengo aprendidas las buenas prácticas más elementales, como anunciar mis bolos con un mínimo antelación. Bueno, pues hoy estoy resolutiva. El miércoles estaré en el centro de arte LABoral de Gijón dentro de las jornadas "Arte, ciencia, tecnología y nuevas prácticas artísticas II" dirigidas a profesores. El jueves le toca el turno a Melania Fraga que hablará sobre "MeipiAsturies. Cartografía Digital Colaborativa Ciudadana" y el viernes a Juan Freire con una ponencia sobre "Medios sociales y cultura digital: retos y opotunidades para la educación".

La verdad es que no tengo ninguna gana de sumarme al canto de sirenas de que la tecnología nos hace a todos más listos. Ya sé que algunos tenemos que estar anunciando la revolución todos los días pero hay tanta euforia en el ambiente, tantas expectativas puestas en lo digital y tan poco rigor... Faltan datos (datos-datos), faltan métodos de evaluación, faltan terminologías, faltan análisis largos en el tiempo... Y sobre todo creo que falta mucha paciencia (y un poco de honradez también).

Un ejemplo de esto es la urgencia con la que se defiende la existencia de los famosos Nativos Digitales. Como si fuera la santísima trinidad. Pues francamente, y me importa un pito que los Microsiervos lo saquen en su blog: Victoriano Izquierdo sólo es un chico con talento para la fotografía. Mucho, sí. Y tiene cámara digital y publica sus fotos online. ¿Y? No es más que un genio precoz que utiliza los métodos de la época que le ha tocado vivir. Pero de su caso no se puede deducir un fenómeno generacional. Salvo que necesitemos pruebas a toda costa.

Jorge del Rio, citado por Genis Roca, define a los nativos digitales como los que a) se conectan cada día, viven online y producen contenidos y b) son menores de 44 años. Los que no cumplen ambas características son inmigrantes digitales. La condición a) es discutible pero la b) es total de pandereta. ¿44? No está tan claro que haya una relación directa entre brecha digital y edad. Hay muchos más factores que condicionan el acceso al conocimiento y la mayoría son de los de toda la vida: género, entorno familiar, nivel adquisitivo, ubicación geográfica. Pero incluso si la hubiera... ¿44? Ni 40 ni 45, no, no, no. 44 justos. Entonces, según este estudio ¿yo soy una nativa? Tengo 32 años, produzco contenidos, vivo intensamente online, es cierto. Pero yo no he crecido conectada al messenger. Yo he crecido con los tebeos y la televisión española de dos canales. Y aún recuerdo el día que mandé mi primer email. Lo siento por la estadística, pero yo soy una inmigrante digital.

Estrategias profesionales aparte, creo que nos estamos haciendo la picha un lío. Espero que el miércoles me toque un grupo hablador y los profes me cuenten cómo ven ellos las cosas, que por este lado también tenemos mucho que aprender. Claro que hay que analizar lo que pasa pero da la sensación de que hay muchas conclusiones sacadas de la manga. Conclusiones que no se sostienen con datos concretos y no pasan la prueba del más mínimo rigor científico (aunque sea el pseudo-cientifismo de las ciencias sociales). Deberíamos ser capaces de hablar de tendencias y orientaciones, de buscar buenos indicadores, de hacernos las preguntas adecuadas... Y dejar de tener tanta prisa por ser los primeros en responder.

Estoy post-utópica, una vez más. Será el bajón de la digital party que me repite ;-)

Actualizando: aquí la presentación (disponible para descarga en Slideshare/ptqk).

100 artistas españoles. La lista


Cabello/Carceller, Sin título (Utopía) nº 9, 1998-2004

Ya se sabe lo cruel que es esto de las listas. Si no estás in, estás out. Esta ha sido elaborada por un grupo de 28 profesionales de las artes y la prensa españolas bajo la batuta de la todopoderosa Rosa Olivares, responsable también de la edición del libro, publicado por EXIT.

Aparte del morbo y de que personalmente coincido mucho con el gusto del jurado (¿será que las artes están cambiando? ¿seré yo que me estoy volviendo un coñazo? me llevo la duda a la cama), la selección tiene mucho interés. Dicen en El Pais que "consagra a los artistas conceptuales y da la espalda a la figuración". Bueno, sólo faltaba. Pero sobre todo hace el registro de una generación de creadoras/es, repesca a algunos de generaciones anteriores que seguramente no han recibido la debida atención y avala a muchos que no siempre se han movido por los circuitos más convencionales, ya sea por los temas que tratan o por cómo los tratan.

Me hace muy feliz leer que no están ni Antoni Tàpies ni Antonio López (que no necesitan una lista así para nada) y que Miquel Barceló haya "entrado de chiripa" (será por la cúpula famosa, que al final le va a salir rana). Pero me satisface aún más encontrar nombres como el de Virginia Villaplana, Esther Ferrer, Azucena Vieites o Cabello/Carceller. ¿Que son artistas consagradas? Bueno. También tienen todos los boletos para quedarse en la alargada sombra de los demás.

En fin, que dudosa y contenta copio-pego aquí la lista de los 100 elegidos -y la de sus padrinos- porque curiosamente no tiene casi entradas en el Google (aunque sí, algo de bronca sí hay).

And the oscar goes to:
Antoni Abad, Rafael Agredano, Pep Agut, Pilar Albarracín, Lara Almarcegui, Chema Alvargonzález, José Ramón Amondarain, Eugenio Ampudia, Daniel G. Andújar, Ibon Aranberri, Txomin Badiola, Eugènia Balcells, Jorge Barbi, Miquel Barceló, Elena Blasco, Isidro Blasco, Rosa Brun, Cabello/Carceller, Carmen Calvo, Miguel Ángel Campano, Eugenio Cano, Victoria Civera, Chema Cobo, Javier Codesal, Jordi Colomer, Carles Congost, Nacho Criado, Rufo Criado, Ángela de la Cruz, Elena del Rivero, Pep Durán, Jon Mikel Euba, Evru, Esther Ferrer, Alicia Framis, Dora García, Ferran García Sevilla, Iñaki Garmendia, Curro González, Luis Gordillo, Federico Guzmán, Juan Hidalgo, Cristina Iglesias, Prudencio Irazabal, Pello Irazu, Concha Jerez, Menchu Lamas, Francisco Leiro, Carlos León, Guillermo Lledó, Eva Lootz, Maider López, Rogelio López Cuenca, Enrique Marty, Mateo Maté, Miralda, Miquel Mont, Juan Luis Moraza, Joan Morey, Manu Muniategiandikoetxea, Antoni Muntadas, Paloma Navares, Marina Núñez, Itziar Okariz, José Antonio Orts, Mabel Palacín, Esther Partegàs, Antón Patiño, Carlos Pazos, Javier Peñafiel, Alberto Peral, Perejaume, Juan Pérez Agirregoikoa, Jaume Plensa, Txuspo Poyo, Ana Prada, Sergio Prego, Fernando Renes, Juan Carlos Robles, Pedro G. Romero, MP & MP Rosado, Francisco Ruiz de Infante, Manuel Saiz, Simeón Saiz Ruiz, Fernando Sánchez Castillo, Néstor Sanmiguel Diest, Soledad Sevilla, José María Sicilia, Santiago Sierra, Fernando Sinaga, Susana Solano, Francesc Torres, Juan Ugalde, Darío Urzay, Juan Uslé, Isidoro Valcárcel Medina, Eulàlia Valldosera, Azucena Vieites, Darío Villalba, Virginia Villaplana.

El jurado:
Peio Aguirre, Juan Vicente Aliaga, David Barro, José Luis Brea, Fernando Castro Flórez, Estrella de Diego, Pedro de Llano, Iván de la Torre Amerighi, Rocío de la Villa, Celia Díez, Carolina García, Amber Gibson, Beatriz Herráez, Ana Martínez-Collado, Neus Miró, Frederic Montornés, Seve Penelas, Martí Peran, Luis Francisco Pérez, José Luis Pérez Pont, Mónica Portillo, Glòria Picazo, Laura Revuelta, Francisco Javier San Martín, Rosa Olivares, Sergio Rubira, Alberto Sánchez Balmisa, Chus Tudelilla.

Actualización. Un muy buen artículo sobre la lista:
Entre el triunfo y el anonimato. Rankings, hits y tops publicado por mokoyote, alias fito en Mugalari.

Designed in China. La creatividad del Dragón

Andrew Ross, del que hablaba el otro día a propósito de la creative under-class, es uno de esos autores con un olfato extraordinario, que le ha llevado, entre otras muchas cosas, a estudiar de cerca uno de los efectos de la post-globalización: la emergencia de las industrias creativas en China. Como todo en China, el proceso es contundente y será poco reconocido hasta que ya sea una obviedad tan monumental que no podamos negarla. A medida que el gigante asiático se moderniza, los florecientes tiempos del Made in China empiezan a mostrar síntomas de decadencia. ¿Y qué viene ahora? Pues el Designed in China.


Cartel de la exposición "China Design Now" en el V&A Museum de Londres en 2008.

Las “industrias creativas” han llegado a la agenda del gobierno y tienen nombre: chuangyi gongye. El sentimiento general es que para completar el Gran Salto Adelante, China necesita demostrar que es capaz de competir en el mismo terreno de juego y con las mismas armas que las grandes economías del planeta: los media y el entretenimiento. En 2001 el 9º Congreso Popular de la República China ratificó el concepto de “industrias culturales” (wenhua chanye), casi una década después de que apareciera por primera vez en los papeles internos del Partido. Desde entonces la privatización de los medios de comunicación estatales y de Internet ha sido un tema político controvertido, según Ross “un juego del gato y el ratón” entre el gobierno y los lobbies más progresistas.

Los niños bonitos del Designed in China son la animación, el grafismo, las comunicaciones multimedia, la telefonía móvil (con varios cientos de millones de consumidores y potencialmente muchísimas más) y los videojuegos (y un dato: el juego online ha sido reconocido como “deporte de competición” por la agencia estatal de deportes). Además, China posee un enorme mercado lingüistico, tanto dentro como fuera de sus fronteras: esto significa literatura, cine, comic, prensa y cine en chino mandarin. Cierto que todavía hoy muchos de estos productos se importan de Estados Unidos pero la brecha cultural es tan grande que no siempre satisfacen los gustos del consumidor cultural chino: hombres y mujeres urbanos, con un nivel de estudios alto, inclinaciones artísiticas o intelectuales y un sentido patriótico ultra-desarrollado.

Uno de los obstáculos al desarrollo de las industrias creativas en China es la censura, a la que es especialmente sensible la industria de la creatividad. Al interior del establishment del Partido, muchos siguen negándose a abrir la caja de Pandora de la libre expresión. La versión oficial es que el desastre de Tiananmen fue debido a la explosión de la fiebre cultural (wenhua re). Y esto sigue pesando mucho. Pero casi todos saben, los de la vieja guardia también, que están jugando con las posibilidades de un sector potencialmente muy lucrativo. De momento, el sector creativo ya ha encontrado la forma de eludir la censura: intentar que sus producciones entren en el marco de actuación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, mucho más laxo que el de Cultura.


“The Secret of the Magic Gourd” de 2007, la primera peli de la Disney para el mercado interior chino.

Otro de los obstáculos es la propiedad intelectual. Tal y como está organizado el mercado internacional de las patentes y los derechos de autor, la balanza no está de su parte. Hasta ahora las empresas culturales chinas son más consumidoras que productoras de propiedad intelectual. Aún compran muchos derechos de reproducción y muchas patentes industriales pero la tendencia está invirtiéndose a un paso firme. El objetivo es dejar de basar el crecimiento en la imitación o la adaptación de invenciones extranjeras y fomentar la innovación nacional (que ellos llaman “independiente”: zizhu changxin). En 2006 el primer ministro declaró que la innovación independiente sería uno de los ejes del desarrollo económico chino para los próximos 15 años.

Dicen los descreidos que tantas décadas de congelación à la comunista no son un buen caldo de cultivo para la creatividad. Sin embargo China cuenta con un impresionante patrimonio cultural: varios siglos de mitos, leyendas, heroes y fábulas populares que esperan el momento de verse convertidas en guiones de películas, series televisivas, animaciones para el móvil o videojuegos. Disney ya lo ha entendido: “The Secret of the Magic Gourd” de 2007 (ver el trailer), basada en un cuento infantil chino, ha sido realizada integramente en la República Popular y es la primera producción de Disney fuera de Hollywood. “The Secret of the Magic Gourd” ha sido inicialmente concebida para el mercado nacional pero, visto el tirón del asian mood, es posible que no tarde en exportarse a otros paises, incluidos los occidentales.

Más en Andrew Ross “Nice Work If You Can Get It. The Mercurial Career of Creative Industries Policies” en MyCreativity Reader.

The Aesthetics of Terror



Ivana Spinelli, "Global Pin-ups"

Ivana Spinelli es una de las artistas de The Aesthetics of Terror, una exposición sobre el imaginario del Terror que llega a la Akademie der Kunste de Berlin este mes de marzo, dentro del programa Embedded Art.
Junto a la "guerra contra el terror" como argumento central de la administración Bush y otros gobiernos, ha emergido una cultura visual del shock y el temor, que se ha hecho ubicua gracias a Internet y los programas de noticias de 24 horas dedicados a representar el horror de la violencia asociada con el terrorismo, desde las estéticas imágenes de los bombardeos nocturnos de las ciudades en Irak hasta las grotescas matanzas de rehenes por los fundamentalistas. (Henry Giroux, "Beyond the Spectacle of Terrorism, Global Uncertainly and the Challenge of the New Media”)
The link between terror and aesthetics first became apparent to me in the preponderance of images I kept seeing in galleries that seemed to belong more in the pages of Time magazine or in news coverage, than in an art space — depictions of tanks and soldiers, riots in the streets, bodies strewn on the ground in the “aftermath” of conflict. As striking as many of these photographs were I questioned their function in the museum/gallery setting. Were they protests? Did they make visible (a claim I have heard) images that the newspapers would not print because of their inflammatory nature — disclosing what the government wanted to keep hidden? Or did this translation or appropriation of war imagery, images of suicide bombers, real or fictional, itself become another trope, a kind of Pop, in the sense that it was an uncritical mirroring of images already circulating in our culture, only now the soup can has become a gun? (Manon Slome)