La Europa fantasma
sábado, marzo 05, 2011 by ptqk
La pegata es parte del proyecto "EUrope, our homeland > Hello Herman" de Jonmar van Vlijmen.
Una de las cosas que te ocurre cuando te vienes a vivir a Berlin, ya lo he dicho otras veces (no hagas caso al aviso de bomba que acompaña a este link, es una broma de Blogger), es que toma cuerpo una parte de Europa que hasta entonces sólo existía como dato abstracto en los periódicos, como recuerdo de las clases de historia o como fantasía de las películas de la guerra fría o la segunda guerra mundial. Pasa como con esos cuadernos para niños con páginas en blanco sobre cuya superficie, si se untaba con un pincel mojado en agua, aparecía un dibujo. No sé si los siguen fabricando pero la sensación es similar. Donde antes no había nada, pop, aparece todo un mundo.
El pasado fin de semana estuve en Cluj-Napoca, una ciudad de Transilvania al noroeste de Rumanía (sí, ese país de donde vienen todos los ladrones de bolsos del mundo, donde en lugar de visitas turísticas en el hotel te ofrecen cursillos de iniciación al carterismo; de hecho allí empezó Sarkozy su carrera en el mundo de los negocios). Pues en Cluj-Napoca, que tiene una arquitectura preciosa que recuerda a la de Viena pero en reventada, casi todos los edificios oficiales lucen dos tipos de placas conmemorativas. Una en húngaro, puesta por la comunidad de ese origen que aún vive allí (y representa un 20% de la población), y otra en rumano, colocada después por las autoridades estatales para recordar que, si alguna vez Transilvania fue parte del Imperio Austrohúngaro, ahora ya no. A esto se añaden los continuos cambios de uso y denominación de los edificios religiosos, disputados entre católicos, ortodoxos y protestantes por un lado y comunistas por otro. Y por supuesto, todos los restos del desmembramiento de la URSS, la llegada de la economía de mercado y, recientemente, la entrada de Rumanía en la Unión Europea en la categoría de país de serie B.
Volviendo a los juegos de niños, este es un mapa de la Europa contemporánea:
¿Conoces el nombre de todos los países? ¿Sábes cuáles son miembros de la Unión Europea tras la última ampliación de 2007? ¿Puedes decir qué países eran parte de la URSS y localizarlos? ¿Sábes cómo eran las fronteras de Europa antes de la Segunda Guerra Mundial? ¿Y antes de la Primera? ¿Sábes cuál era el terriorio del Imperio Austrohúngaro? ¿Y del Imperio Otomano? ¿Y de Prusia? ¿Conoces el nombre de los mares que aparecen a la derecha del mapa? Si eres capaz de contestar correctamente a todas estas preguntas, enhorabuena. Yo no. Y es historia relativamente reciente.
He volado a Rumanía con una compañía low-cost que no conocía y cuyo personal viste un uniforme que cubre toda la gama de colores entre el fucsia y el lila (aunque vuele a países en los que la homosexualidad aún está perseguida). En el mapa de sus destinos surgen ciudades asombrosas, con nombres que no sé pronunciar: Katowice, Simferopol, Bourgas, Stavanger, Aarhus, Lodz, Tirgu Mures, Larnaca, Turcu, Cluj-Napoca, ciudades que, si no las viera en el mapa, no tendría ni idea de dónde situar, e incluso viéndolas, tampoco estoy segura de a qué país pertenecen.
Durante el viaje iba leyendo un libro escrito por una finlandesa sobre una saga familiar en Estonia, en el que los editores, conociendo el grado de ignorancia de los lectores occidentales como yo, han tenido el buen criterio de incluir también un mapa, tanto de los países Bálticos como del territorio de la antigua URSS. Para seguir el curso de la historia y entender de dónde a dónde viajan los protagonistas, tengo que consultarlo todo el rato. ¿Sabías que Vladivostok está en la costa del Mar de Japón? ¿Y que con Google puedes hacerte el Transiberiano virtual sin moverte de la silla, con banda sonora y todo? Pues yo tampoco.
La cosa es que en el avión me iba preguntando si la nueva cartografía de Europa, la Europa penosa en la que ya estamos viviendo, no será justamente esa, la de los flujos y destinos que aparecen en los mapas de las compañías low-cost que, como sabemos, resultan de la combinación de dos tipos de variables : 1. la cercanía (relativa) de una ciudad transitada y 2. la disponibilidad de un aeropuerto. Así es como, junto a las ciudades que ya existían, han empezado a surgir otras, aparentemente de la nada, igual que esos dibujos invisibles de los libros infantiles: Beauvais (al norte de París), Forli (al sur de Boloña), Skavsta (al sur de Estocolmo), Sandefjord (al sur de Oslo), Cuneo (al sur de Turin) o Girona (que fuera de España tampoco lo conoce nadie). Si además tenemos en cuenta que muchos de esos nuevos aeropuertos son antiguas bases militares norteamericanas, la cosa se pone aún más emocionante. ¿Serían Beauvais o Skavasta una especie de Torrejón? ¿Será un día Torrejón el aeropuerto de Madrid de una compañía de bajo coste, con carteles gigantes anunciando vuelos a 20€ y azafatos vestidos de rosa, en lugar de soldados de la Alianza Atlántica?
Estos son el tipo de pensamientos con los que me distraigo en el avión para quitar el miedo (sí, me da miedo volar, y cuanto más vuelo, más, y si billete me ha costado 20€ y la cabin crew va disfrazada de tecnodisco, ya ni te cuento). Y el libro, pues al final la abuela mata a los mafiosos rusos.
moskis diria Homer Simpson :)
(en que idioma Italia se llama Wlochy???)
siempre te leo y coooomo me gustaria verte... te vienes por Influencers?
Voto por esa última visión de Torrejón versión 2.0.
Hola Slavina! A Influencers no puedo ir, me gustaria mucho pero no :-(
Hola Goyo :-))
Jeje, me ha hecho gracia ver en ese listado de ciudades que suenan del Este (pero no tengo idea exacta de dónde están) a Aarhus. Yo viví allí 5 meses, es la segunda ciudad de Dinamarca. Antes de verla en el listado de destinos Erasmus de mi facultad yo tampoco sabía que existía ;)
A la lista de ciudades aparecidas en medio de la nada añado Hahn. Aunque Ryan Air le llame Frankfurt, está realmente lejos y tiene un rollo entre ex base militar y macro Lidl bastante chungo.
Molaría investigar cómo son estas ciudades por dentro, por el centro (si es que lo tienen y son algo más que agregados de polígonos industriales).
Hola Marta. Hahn es brutal. Yo tengo un recuerdo traumatico de haber pasado ahi mil horas. Cogi el vuelo pensando que el trasito era en el aeropuerto de Franckfurt, que hay un montón de cosas para pasar el rato pero me equivoqué, fue un auténtico infierno!
Ah Slavina: en polaco
Hola María,
¿volaste directamente a Cluj? Porque, relativamente cerca (4 o 5 horas en tren), hay otro aeropuerto que te encantaría: el INTERNACIONAL (mayúsculas mías) de Arad: por toda infraestructura un edificio tamaño ambulatorio de pueblo, las maletas las lanzan desde la pista al interior a través de una ventana...
Arad ciudad, por su parte, tiene ese tipo de historia que comentas: ayer húngara, ahora rumana, mañana dios dirá, lo que provoca, por lo visto, que la posesión de Transilvania sea aún tema de debate político (nacionalista) en Hungría, ¿quién lo hubiera dicho? (es decir, a ojos extranjeros ¿hay algo más rumano que Transilvania?).
Hola Hector.
Sí, total, es casi lo único que conocemos de Rumania. Tengo que volver a Cluj el mes que viene, a ver si tengo suerte y paso por Arad :-D!!! Aqui hay tema eh.
Ainssss si Mme Arrieta te leyera, tendría una confusión de sentimientos...
Como siempre es un placer leerte Maria.
Hola Mallas :-D Qué ilusión!! Mme Arrieta es de la vieja escuela ;-) Esto del blog no deja de darme sorpresas!
No es Europa, pero es parte de ese mundo que nombras (y yo un día anduve por ahí).
Uzbekistan es una de las cinco repúblicas de Asia Central -que no tienen ningún sentido como tal- que estaban dentro de la URSS, y antes del imperio zarista. Desde entonces, escribían en cirílico; la mayoría de la gente habla el ruso y tres o cuatro lenguas más (en general turquikas) de las cerca de cien que se hablan por ahí . Cuando cae la URSS, Uzbekistán es la única que se alía con EE.UU (más o menos) y que permite que instalen bases (futuros aeropuertos low cost?). Por decreto ya no se usa el alfabeto cirílico, sino el latino y todos los carteles se modifican.... así que la gente mayor no puede leer ni los nombres de la parada del metro. En todos los monumentos hay también dos plaquitas doradas: una en uzbeko (alfabeto latino) y otra en inglés (wtf?) que no habla ni perri. The end.
No sé si es Europa... ¿Qué es Europa? Imaginate, que te cambien tu propio alfabeto, es incríeble no?