Santofile: “La cultura digital es un estado mental”

Publicado en Mugalari, noviembre 2008.

Santofile nació en 1995 “cuando unir las palabras cultura y digital garantizaba que nadie del mundo del arte te dirigiera la palabra”. Pioneros del arte digital en España, siguen declarándose descendientes de la época heroica del net.art y apostando sin matices por la baja tecnología y la alta intensidad conceptual.

David Casacuberta y Marco Bellonzi se definen a sí mismos como un colectivo de guerrilla memegénica. Sus piezas combinan la estética low-tech y las técnicas del apropiacionismo y el remix y reflexionan sobre la circulación de memes en la mente colectiva. En su faceta musical con DHTML Trío, utilizan los navegadores web como interficies visuales y sonoras. Han participado en el festival MEM en Bilbao con un concierto y un taller de creación digital do-it-yourself en la UPV/EHU.

Vuestras influencias más obvias son de la llamada “época heroica del net-art” de los noventa.
Sí, claramente hay unas influencias. No sabes muy bien cómo y, de repente, gente potente como JODI y currantes del net.art como nosotros estábamos haciendo las mismas cosas y pillados con los mismos memes. No seremos tan creídos como para decir que la influencia es mutua pero sí nos dejamos llevar por esos atractores extraños que se dejaron ver en la red.

Y seguís en ello.

Pero no por nostalgia sino porque pensamos que se abandonó esa forma de trabajar demasiado rápido. De hecho es una tendencia bastante molesta del arte digital actual. Parece que todo tiene que evolucionar a velocidad prodigiosa: lo que era puntero hace seis meses ahora se ha vuelto obsoleto. Nosotros nos decantamos siempre por las coordenadas del low-tech, desde una perspectiva no tanto ética sino más bien estética y política. Nos reconocemos más en los tiempos heroicos del net.art por compartir esa visión low-tech del arte y mucho menos en la línea arte-ciencia-tecnología actual con esos megaproyectos de gran presupuesto pero poca sustancia.
Muchos artistas digitales aceptan la locura de cambiar de estética, de propuesta y de preguntas cada año sin plantearse los motivos, o si es razonable esa prisa para llegar a ninguna parte. Se necesitan unos cuantos movimientos de péndulo más para que los artistas miren con cierta distancia esas propuestas artísticas y se pregunten por qué hay que utilizar siempre la última tecnología y redactar justificaciones al estilo Deleuze y Guattari con un par de cubatas de más. Nosotros siempre hemos mirado la tecnología y la cultura con el rabillo del ojo
¿Se puede seguir hablando de artes digitales o es un término que se ha quedado obsoleto?
Es necesario seguir hablando de “artes digitales” cuando mucho catedrático sigue considerando el videoarte como “vanguardia” y el VHS como “nueva tecnología”. El término “arte digital” debería seguir existiendo pero no como categoría formal sino como lenguaje expresivo. Para nosotros la cultura digital es un estado mental.

El concepto de meme es clave de vuestro trabajo. ¿Cómo lo abordais?
Nuestra insistencia en el meme no es una coartada estética sino un programa de investigación. Cuando empezamos el objetivo de fondo era experimentar esa tendencia humana tan curiosa de sentirse atraído por ideas peculiares y que sin embargo mantuvieran cierta coherencia interna, y que por razones que escapan a nuestra comprensión, nos empeñamos en distribuir y copiar. Pero nuestro objetivo nunca ha sido crear memes, sino reflexionar sobre ellos.
Nuestras piezas funcionan más bien como algo denso, oscuro, que juega a disparar significados sin comprometerse con ninguno, algo totalmente opuesto a la lógica de los memes.
Una lógica que ha salido del ámbito cultural y hoy afecta a otros campos. Me refiero a las nuevas formas de capitalismo semiótico que consisten basicamente en crear significantes vacíos de significado.
Santofile comparte esa fascinación por la aparición del meme y nos reconforta observar cómo, a pesar de los mil y un intentos de convertirlo en ciencia, se nos sigue escapando qué funciona como meme y qué no. La influencia más directa y calculadamente ambigua de eso la vemos en artistas como Damien Hirst y su obesión por crear piezas que salgan directamente como memes y se vendan por una pasta en las subastas. Es pura memética en acción, cruda. Criticable desde una perspectiva ética sin duda, aunque no menos que otros artistas que venden sus productos como salvaciones del proletariado pero cuyo objetivo final es también crematístico.

Vuestra última pieza en activo es X-Reloaded, una re-apropiación de El Quijote que ahora abrís a la interpretacion de otros creadores. En este tipo de experiencias a veces lo más interesante se queda en lo invisible: los procesos de trabajo o las distintas fases de comunicación. ¿Cómo se reflejan estos procesos en las piezas?
Nosotros no creemos en la documentación. El elemento del proceso del trabajo está ahí, implícito en la recepción de la obra y ppensamos que con eso es más que suficiente.
La documentación es algo así como tener que explicarle el chiste a uno que no lo ha entendido. Para que el chiste haga gracia lo tiene que pillar uno directamente.

"For one time, at least, I was the most famous person in the entire world". Jesse Owens. Versus, Santofile 2005

Arte memegénico

El término meme fue acuñado por el biólogo especializado en evolución Richard Dawkins y de la biología saltó a la cultura. “Pero nuestro primer contacto con la idea de meme no viene de ahí, sino del maestro Burroughs y su famoso dictum de que el lenguaje es un virus del espacio exterior” dicen Santofile. Un meme se suele definir como la unidad mínima de transmisión cultural y se utiliza para explicar el modo en que las ideas circulan de una persona a otra, de un grupo social a otro o de una generación a la siguiente, copiándose, reinterpretándose y reproduciéndose constantemente. El concepto ha estado siempre presente en las artes de la red por la reproducción que permiten los medios digitales y, antes de ellas, también en las vanguardias y conceptualmente en el pop-art. “La sopa Campbell de Warhol o los cómics de Lichtenstein son el típico ejemplo de un meme convertido en obra de arte, y que a su vez él mismo se convierte en un meme”. En sus piezas Santofile hacen un uso prolífico de la cita, el apropiacionismo y las técnicas del remix para investigar la agrupación y la retransmisión gráfica de los memes, mezclándo referencias de la cultura popular con guiños al mundo del arte y la alta cultura. Esto les lleva a cuestionar así mismo los límites de la autoría y el papel que ocupa la inteligencia colectiva en la transmisión cultural.

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